VELOCIDAD

Porque las nubes tiemblan
como carne dañada,

porque la realidad
se impone
y es nieve entre el asfalto
y neumáticos viejos,

yo piso ahora el acelerador.

He querido dejarlo todo atrás:
el silencio dormido en tus palabras,
y el fuego que encendimos
para después abrir la puerta.

Cruzo calles manchas por la luz.

Sé en qué me he equivocado,
y aprende una amplitud en el que perdona
y el que pide perdón.

Casi amanece
y estoy de nuevo en casa.
Su silencio de nieve es una recompensa.



DATOS DEL POETA  Juan Manuel Romero (Sevilla, 1974)Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, también ha realizado estudios de Estética e Historia de la Filosofía, es profesor en un centro de secundaria. Invitaciones sospechosas (2001), Casa quemada (2004), Las invasiones (2006) y Golpes (2007), libro de prosa poética en colaboración con el pintor Javier Parrilla, Desaparecer (2015) y Hasta mañana (2008).


COMENTARIO  A cierta velocidad, nos cuesta levantar el pie y nos dirigimos, por inercia, por imprudencia y sin mucho sentido hacia un no lugar. Atravesamos paisajes de la memoria queriendo fijar en la vista algo que ya no existe, que debería haber desaparecido: un recuerdo, una anécdota capital, una caricia que debería resguardarnos contra el desamparo. Y, sin embargo, cuando todo duele, porque las nubes tiemblan, nos empecinamos en pisar un poco más el acelerador.


La realidad se impone, la incapacidad de ser felices cuando todo apunta a esa posibilidad se esfuma ante nosotros. Y se impone también porque en vez de intentar cerrar heridas, las abrimos, a toda velocidad, y añadimos más dolor al dolor.

Somos torpes –soy torpe-, dañamos lo que más queremos. Sé en qué me he equivocado, no estamos cegados y somos responsables de cada cosa que decimos, cada cosa que hacemos. Por eso se siente muy cerca el desastre, está debajo de nuestros pies, a unos pocos centímetros de un orgullo mal entendido. Si se abre la puerta, el incendio será más agresivo, más destructivo. Hay que aprender a mantener la calma cuando el peligro acecha.

En fin, en este comentario (más personal que de costumbre) quiero pedir perdón, reconocer la culpa cuando he actuado bajo la embriaguez de la velocidad. Siempre hacemos cosas mal, pero debemos saber parar. Ese aprendizaje comienza con un perdón personal y sincero que me abre a lo que soy y quiero seguir siendo.
Espero que no sea tarde para la recompensa que anuncia Juan Manuel Romero. Todos queremos volver a estar en casa, en el hogar: un sí lugar que debe reinventarse cada día. En estas fiestas o en cualquier otro momento.



ACTIVIDADES

Esta semana, no hay, descansaremos.

Comentarios

  1. El perdón personal es a veces el más difícil de conseguir. La recompensa siempre está más cerca de lo que imaginamos. Gracias por la poesía.

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    1. A ti, por leerla, compartirla y llevarla al aula. Besos.

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  2. Como siempre, el comentario es más poético que el poema. Felicidades!

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    1. No digas, eso, Anónimo. No lo comparto en absoluto. Un saludo.

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    2. Algún día te plagiaré los comentarios y ganaré el Adonais jjaaaja, ah no que me paso de edad������

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  3. Me conmueve tu comentario.
    La realidad se impuso y me deshizo a toda velocidad. Ahora toca renacer y agradecer.
    Muchísimas gracias Antonio ,cada semana y siempre.
    Felicidades !.

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    1. Aprender a renacer sobre lo "sobrevivido". Pues sí. Abrazos también.

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  4. Gracias por el poema. Gracias por el comentario tan conmovedor. Y sí, somos torpes, mucho, pero debemos ser indulgentes con nosotros mismos y exprimir nuestra capacidad de enmienda. Saludos cordiales y sursum corda.

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  5. La canción escogida en esta ocasión, Long way home, de Tom Waits.

    "...
    Así me encontré en la oscuridad
    Estoy perdido y solo...

    Y yo sé que te dije
    que nunca lo volvería a hacer
    Y te amo bebita linda, pero yo siempre ...

    Ven conmigo y podremos tomar el camino largo a casa
    Ven conmigo, juntos podremos tomar el camino largo a casa
    Ven conmigo, juntos podemos tomar el camino largo a casa."

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