HACIA EL SILENCIO

Hacia el silencio


¿Cómo atrapar los días para frenarlo todo?
Para decir a la gente:¿Acaso no véis que viajamos 
hacia la ciudad de hielo?
Mirar vuestros ojos llenos de tristeza,
vuestros corazones atados con rudas sogas por un 
grito de miedo.

¿Acaso no sabéis que doblando de tal modo la cabeza ante la noche
os quedaréis sin cuello?

La primera argolla fue la del silencio,
Y taladró sin misericordia el conocimiento de los pájaros.

La segunda fue la del olvido
amasada con niebla y desvergüenza.

La tercera fue la del vacío
nombrándose a sí mismo
único monarca por el vasto imperio
de multiplicados cementerios.



DATOS DEL AUTOR: Julia Otxoa (San Sebastián, 1956) es poeta experimental y visual, entre otras cosas. Mantiene este blog: http://www.juliaotxoa.net/, donde podéis encontrar toda la información al respecto. El poema de arriba, pertenece a su obra La nieve de los manzanos (2000).



COMENTARIO: Ahora que todo va acabando, que cerramos el curso y nos iremos a nuestro merecido descanso, me viene este poema de Otxoa al encuentro, para desafiarnos con su pregunta inicial: "¿Cómo atrapar los días para frenarlo todo?" No estoy de broma. Me cuestan las despedidas y en este curso las habrá insustituibles, así que no estoy tirando de ironía. Yo no quiero que se acabe el curso, porque algunos de vosotros no les volveré a ver el pelo, ni vosotros mi calvicie.
Otxoa formula así la pregunta porque el lugar que señala no es una meta que nos aliente: una ciudad de hielo que se alimenta de nuestro miedo, de nuestra incapacidad de mirar hacia las estrellas con dignidad. Además, la autora nos advierte de las causas que nos conducen a la tristeza: el silencio y el olvido... 
En fin, ahora que este curso termina, que pronto será pasto del silencio y el olvido, procuro coincidir con mi condición de triste profesor de filosofía, y un vacío de cementerio parece esperarme, aunque esté adornado de días infinitos, olas, sal, buena compañía y risas continuas (esto tampoco es ironía y también es cierto). Pero, ¿cómo olvidarme de vosotras, las personas que en poco tiempo y en algunos cursos habéis hecho que ir a trabajar mereciera la pena? Os echaré de menos, vosotras os vais para siempre, sin duda, y nosotras nos quedaremos en este centro de hielo, con un monarca más triste, incluso, que yo. ¡Qué la poesía y este espacio nos reúna de vez en cuando cerca del trino de los pájaros...!
Fue bonito bailar con vosotras... 
(Permitidme personalizar y dedicar este poema:
Pedro, hasta pronto; espero tener noticias tuyas,
 aunque sea por aquí: un abrazo y mil conversaciones pendientes).


Comentarios

  1. Beatriz Hidalgo Berdudo. 2 bach.
    Yo también odio las despedidas. Pero no porque seguramente no vuelva a ver a la persona, sino porque mis recuerdos de ella se desvanecerán con el paso del tiempo. Realment es una pena volver hacia atrás y recordar a una persona con la que en el pasado estabas muy unida y ver en la actualidad que se ha convertido en un simple recuerdo que se tornará borroso con el paso del tiempo. En definitiva, es sorprendente como al momento de despedirte de una persona estás condenada a olvidarla.

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