SERMÓN DEL ÓRGANO EXTIRPADO


SERMÓN DEL ÓRGANO EXTIRPADO

Hoy me contaron el caso
de alguien a quien extirparon un pulmón

Estaba enfermo padecía mucho
Los médicos buscaban algún esquivo cáncer inasible
Tras muchas pruebas y vacilaciones
el cirujano abrió:
varias pequeñas neumonías mal curadas
habían dejado un pulmón
en estado francamente lamentable
y fue extirpado

Ahora el paciente está mejor que nunca:
nada corre escala escribe
folla como un león rijoso
remonta caudalosas vías lácteas
contempla la luna durante horas enteras

¿Cuántas cosas
reputadas imprescindibles
son en realidad pesado lastre
que nos impide vivir?


DATOS DEL AUTOR: Jorge Riechmann, (Madrid, 1962) es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofía moral en la UAM (Universidad Autónoma de Madrid). Posee una extensa y laureada obra poética.
Mantiene el siguiente blog: http://tratarde.org/


COMENTARIO: A veces la poesía y los poetas encuentran en hechos cotidianos el tema poético. En este, Riechmann, nos adentra en la vida de una persona anónima al que le extirpan el pulmón. Las razones objetivas, médicas, están expuestas en la segunda estrofa. Pero acto seguido, en la tercera, va surgiendo el acierto poético. Una palabra -escribe-, y los últimos dos versos, -remonta caudalosas vías lácteas/ contempla la luna durante horas-, nos lo confirma. Y con esto nos bastaría como lectores y, sin embargo...
No es que no compartamos la vivencia del autor al rescatar lo que el paciente ha recuperado (nada, corre, escala) e incluso, tal vez, asintamos ante el hecho que lo ha convertido en mejor persona (ahora folla como un león rijoso), pero debemos reconocer que lo trascendente se encuentra en lo que hemos señalado más arriba. Por eso además, y con todos los respetos para el poeta, nos sobran los últimos versos en forma de pregunta: ¿a qué viene forzarnos a pensar lo que el autor desea cuando las palabras que anteceden a la pregunta ya nos hacen pensar en esa cuestión? No haría falta redundar o reforzar la idea que el poema ya describe magistralmente. Porque si eres capaz de remontar caudalosas vías lácteas, si eres capaz de contemplar la luna durante horas enteras, entonces ya sabes que la respuesta es saber distinguir lo importante de lo superficial. Y para ello, no es necesario que te extirpen un pulmón, o te asusten con un cáncer. Hay que aprender a mirar la luna mucho antes (antes incluso de cumplir 40 años, por decir una cifra cualquiera o decir Fernando...). La poesía sirve para comprender esto. Y el poema de Riechmann nos lo recuerda ejemplar y taxativamente.

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