DESPUÉS DE HABERME DICHO MUCHAS VECES...


DESPUÉS DE HABERME DICHO MUCHAS VECES

Después de haberme dicho muchas veces
que debía mirar de otra manera
las cosas, y que a nada conducía
o tan solo a pobreza o paranoia,
hacer frente al poder organizado
de los inicuos , tomo nuevamente
las armas y, en constante desacuerdo
con el mundo, me enfrento al sincretismo,
a toda ambigüedad y a la tibieza.


DATOS DEL POETA: Julio Martínez Mesanza. Sus libros están publicados, la mayoría, en RENACIMIENTO. Los más conocidos son Europa, Las trincheras y Soy en mayo.


COMENTARIO: Encuentro en la poesía de Martínez Mesanza un consuelo extraño. Aunque ideológicamente no compartiría muchas de sus posiciones (hablo sobre lo que deja entrever su poesía, por cierto, este autor guarda celosamente su vida privada y apenas hay datos biográficos del mismo), cada vez que me ocurre algo desagradable en mi vida, recurro a él. Será porque es un poeta duro y que no renuncia a sus posiciones aunque todo se revele contra él (hablo, de nuevo, desde la lectura de sus poemas). Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el poema que nos ocupa. ¿Cuántas veces me digo a mí mismo, “anda, pasa,no merece la pena, es mejor mirar para otro lado, tú a lo tuyo, que te costará caro como hagas caso o te volverás loco”, etc.? Pero no puedo, y entonces me asaltan los versos de arriba: y tomo nuevamente las armas y, aunque esté equivocado, porque lo estoy, yendo contracorriente, no puedo sino oponerme a esa ambigüedad, a esa tibieza que intenta mezclarlo todo, confundirlo todo. Yo quiero creer que soy persona de principios, creo que por defenderlos no soy mejor ni peor que nadie, pero intento siempre decir lo que pienso, y hacer lo que digo. Es decir, intento ser coherente (con todas las contradicciones que es capaz de soportar un hombre como cualquier otro) y no renunciaré nunca a mis principios, aunque esté en constante desacuerdo con el mundo. Y además, quiero rodearme de personas que también lo sean, alejándome de los inicuos, porque si a alguien hago daño con mis pensamientos, con mis palabras, con mis decisiones, al menos, no lo hago a posta, aunque siempre no se puede contentar a todo el mundo.

(En esta ocasión pido perdón por la monserga).

Comentarios