MI MAL (Poema para el Día de la Lectura en Andalucía)


MI MAL

A...




En vano ansiosa tu amistad procura


Adivinar el mal que me atormenta;


En vano, amigo, conmovida intenta


Revelarlo mi voz a tu ternura.





Puede explicarse el ansia, la locura



Con que el amor sus fuegos alimenta...


Puede el dolor, la saña más violenta,


Exhalar por el labio su amargura...





Mas de decir mi malestar profundo,


No halla mi voz, mi pensamiento medio,



Y al indagar su origen me confundo:





Pero es un mal terrible, sin remedio,


Que hace odiosa la vida, odioso el mundo,


Que seca el corazón... ¡En fin, es tedio!


DATOS DE LA POETA: La Consejería de Educación, Cultura y Deporte, a través del Centro Andaluz de las Letras, dedica este año el Día de la Lectura en Andalucía a la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, con motivo del bicentenario de su nacimiento (1814-2014). Nosotros desde aquí, nos sumamos a la celebración, de ella es este soneto.


COMENTARIO: Traemos este soneto aquí porque de los poemas leídos de Gómez de Avellaneda, nos parece uno de los más actuales para el mundo que nos ha tocado vivir. Para la autora, se puede nombrar el amor y el dolor, la locura del amor y el dolor más violento mediante las palabras y la poesía. Pero el mal más profundo, no resulta tan fácil. Sobre todo si se quiere ir al origen del mismo. (Cada vez que pienso en el origen de las cosas, me acuerdo de un librito, Elogio de la Radicalidad, en el que se reivindica que la auténtica forma de ser radical es ir al origen de los problemas o de aquello que se quiere descubrir). La poeta sabe sus consecuencias: es algo que hace odioso el mundo y la vida y que seca el corazón... Y al final, en el último momento, en la última palabra lo nombra; se trata del TEDIO. (Que nadie confunda el tedio con el aburrimiento, yo creo que si fuera francesa y se llamara Baudelaire lo llamaría spleen, pero este es otro tema). Lo que nos hace percatarnos de lo siguiente: al final, el furor poético logra su cometido y se nombra lo innombrable, lo que parecía imposible en la primera parte del soneto. Aquí está su acierto y su debilidad, porque algún lector le puede decepcionar ese... TEDIO. No obstante, para aquellos lectores que se sientan decepcionados, les invito a que intenten nombrar el malestar más profundo e íntimo que anida en el origen de su percepción del mundo, porque nombrarlo es ya empezar a dominarlo. El nombre del mío, por cierto, empieza por A. Y lo mantengo en suspense como ha hecho la autora con la dedicatoria de este magnífico soneto. Pero, ¿y el tuyo, cuál es? Espero tu respuesta.

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