PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA


Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


Poeta peruano nacido en Santiago de Chuco en 1892. Considerado como una de las grandes figuras de la poesía hispana, fue el gran impulsador de la vanguardia latinoamericana.
Durante mucha parte de su vida sufrió grandes penurias económicas que nunca menguaron la calidad de su escritura. En 1920 fue acusado injustamente y encarcelado durante más de dos meses, época en la cual escribió parte de su obra "Trilce". Para escapar a las persecuciones de que fue víctima en el Perú, se marchó a Europa, recorriendo Francia, Rusia y España,
en un esfuerzo inaudito por superar la etapa de decepciones y amarguras que sufrió en su patria. Trabó amistad con grandes intelectuales de la época, como Tristan Tzara, Louis Aragon, el pintor Juan Gris y Vicente Huidobro, entre otros. Publicó en 1918 «Los Heraldos Negros» y «Trilce» en 1922. «España, aparta de mí este cáliz» y «Poemas Humanos»,
fueron publicados en 1939, después de su muerte. Después de una vida de estrecheces económicas y tras una larga enfermedad, murió en Paris en 1938.

Este poema de César Vallejo expresa el dolor y la desazón vital tan característica de su obra. Es un poema visionario en el cual Vallejo imagina el día de su muerte: gris, lluvioso, en soledad y apaleado por todos.

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