FUTBOLISTA, por Abel Feu.

Si lo hubiera sabido, futbolista.

Un deportivo hortera y una rubia
Todavía más hortera a la salida
De los entrenamientos. Un pendiente
En la oreja izquierda y el flequillo
Tenaz que cae y cae sobre mis ojos
Y que yo aparto -¡qué tío!- con ese gesto
Que hasta imitan los niños...
                                                       En fin, vida
Vidorra, anuncios, goles, entrevistas,
Vaya mansión, autógrafos y etcétera...

Lo juro: futbolista.                      
No estos versos
Ramplones y prosaicos.
No estos años
Cabrones. Ni las suposiciones. Ni esperar
A que nunca pase nada...

                                                                       Y no, ¡no!
Poeta, no, ¡no!, no poeta sobre todo,
Cualquier cosa antes que este camelo
Que mira a lo que lleva: a lamentarse mucho
De uno mismo, a exhibir trapos sucios,
A este strip-tease grotesco, qué vergüenza.


Datos del poeta:  
Abel Feu, Vélez nace en Ayamonte (Huelva) en 1965. Licenciado en Filosofía, poeta, editor y crítico literario. Actualmente trabaja en la editorial y librería de viejo Renacimiento de Sevilla, dirigiendo la colección de poesía, "Paréntesis" y, junto con José Mateos y Enrique García-Máiquez, la revista “Nadie parecía”, de la misma editorial. Obras: “Feu de erratas” (Sevilla : Renacimiento, 1997)

Comentario:
¡Qué ironía! Prefiero el juego de Abel Feu: sus fueras de juego que dejan fuera de juego a los demás; sus zancadillas, ¡qué manera de faltar más precisa!; sus regateos utilizando verdaderas artimañas y no simples movimientos de tobillo; ¿y qué me dicen de sus oscilaciones? Ni los movimientos de Mesi ni nada: Abel Feu si que sabe meter un gol por toda la escuadra a esos que ni siquiera saben que el partido había comenzado…
Prefiero este strip-tease, esa manera de desnudarse abiertamente, al menos aporta algo y no el clásico discurso: “El partido de hoy es muy importante”; “No hay rival pequeño”; “El fútbol es así”; o cualquier otro topicazo que reproducen multiplicado por mil cada fin de semana los medios. ¿Se imaginan leyendo un poema a Cristiano Ronaldo en una rueda de prensa, indignado, por preguntarle siempre lo mismo? Entonces, respetaría mucho más ese deporte que tan buenos ratos me ha hecho pasar con los míos.

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